jueves, 28 de diciembre de 2023

Bom Bom Chip - No somos renacuajos (1993)


Es hora de despedir a 2023 por todo lo alto, de dar un portazo a este año que ha sido como mínimo tan aciago como los tres o cuatro anteriores. Hagámoslo como se merece, recordando un disco que, como el que suscribe, acaba de cumplir tres décadas en nuestro planeta, y como yo también, aún confunde a les expertes. Ver un álbum de un grupo prepúber siempre suscita las mismas preguntas inconcluyentes; a la sazón, quién demonios compraba esto, y por qué la matrícula de su furgoneta coincide con la que observaron a la salida de la guardería Sta. Teresita del Niño Jesús el pasado jueves, esa de los cristales tintados. Ir a la tienda a por un disco de los Bom Bom Chip (!) no tiene que hacerte necesariamente sospechose de ningún crimen, pero es un poco como grabarte un tattoo de ese ligue que conociste en la Siroco a las cuatro de la mañana: técnicamente te puedes deshacer de él, pero las secuelas físicas son lo de menos. ¿Quién te va a pagar a ti la terapia?

Y hablando de gente que ha precisado de ayuda psicológica profesional (cosa que yo aconsejaría a más gente, incluso a quienes no tienen un pasado en la música infantil): Bom Bom Chip, cinco personajillos de peinados y actitudes totalmente distintas. Cristina, la niña rubia. Rebeca, la niña menos rubia. Estela, la que ya no es rubia en absoluto. Y los dos peques con cara de trabajar de secuaces de la mafia calabresa, José Luis y Sergio (el de la derecha, el que se cruje el puño porque te va a partir la cara). Cinco caras frescas para forrar una carpeta, o el corcho de una investigación policial. Cinco rostros que son un vestigio de una época remota, donde la inclusión era asegurarse de que había una niña con el pelo liso y otra con él más ondulado. Qué tiempos, eh. Estaba casi curada la viruela y todo.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Raulito - Raulito (2002)

Ya he hablado en un sinfín de ocasiones de niños que cantan de todas las clases y especies posibles: los hay salerosos, gamberros, diminutos, y muy canis. Pero hubo un canijo que los precedió a todos, uno que supo derretir nuestros corazones con su precocidad y su repertorio de chiringuito de Fuengirola. El original, no aceptes imitaciones. De hecho, tampoco hagas caso a mi introducción, cuando Juan Luis Galiardo lo hizo de manera mucho más elocuente en el cénit de la carrera del chaval.

"Señoras, señores: el arte atraviesa malos momentos. Necesita... nuevos espacios, nuevas formas de expresión. Escúchenlo."

Y como un muñeco a cuerda, en cuanto le pones a Civera en el radiocassette, nuestro prodigio se pone a convulsionar que más parece una epilepsia sin diagnosticar que pasos de baile. Pero qué caderazos pega, capaces de hipnotizar a la clientela de la pescadería de su barrio que, lejos de perder el sentido como haría cualquiera con algo que no sea horchata en las venas, lo observan estáticos, como si fuera el monstruo de Un lugar tranquilo y no un criajo de 6 años. Pero ese es el poder de Raulito, una figura fundamental si queremos entender la evolución de la industria musical en los últimos veinte años.

jueves, 14 de septiembre de 2023

La Pandilla de Drilo - Volumen 1 (2020)


Supongo que a estas alturas ya todo el mundo ha visto el documental Lilo, mi amigo el cocodrilo, sobre el ascenso y caída del reptil más rumbero de las alcantarillas de Nueva York, así que no tengo que dar mucho contexto a nuestro disco de hoy. Pero por resumir, que siempre sale gente de esa que vive debajo de una piedra y no conoce a la estrella más fulgurante del rock animal: Lilo cruzó miles de kilómetros de selva y pantano en busca de un sueño: tener una carrera como vocalista. En un micro abierto en Atlantic City, tuvo la fortuna de encontrarse con nada menos que Bruce Springsteen, que, como hiciera Jon Landau cinco décadas atrás, vio en Lilo el futuro del... ¡un momento! Ahí pone... ¿Drilo? ¿QUIÉN DIABLOS ES DRILO?

Este usurpador, que hasta porta la misma Fender Telecaster del Boss, se ha arrejuntado con una cuadrilla de otros seres igual de carentes de talento: el bajista tigre Peligre, la jirafa Rafa con el sintetizador, y el perrito Guau a las baquetas. Es la primera banda animal de la que tengo constancia en reunir groupies, a saber: el elefante ese politoxicómano, una especie de ardilla que debe de trabajar en una plantación de arroz, y una tortuga con astigmatismo... no parece que tengan todavía mucho donde elegir. El caso es que el título ya anuncia que este es sólo el principio, Volumen 1, una amenaza velada de que vendrá más material detrás, que acabó traduciéndose en una segunda y una tercera entrega. El resto de lore tendrá que provenir de las canciones, así que a zambullirse en la cloaca. Para empaparme bien, voy a ver los videoclips, que me darán la información visual que merezco.

miércoles, 23 de agosto de 2023

McNamara - Rockstation (2001)


Hace un tiempo, si pacías por los rincones más oscuros de Malasaña, en lugares donde el sol ni siquiera se atreve a tocar, es probable que pudieras encontrar a alguna persona capaz de mirarte a los ojos, y decirte, sin inmutarse, que de entre Almodóvar y McNamara, ese dúo tróspido que ya reseñamos en este vuestro blog hace eones, el que realmente tenía talento era McNamara. Tal vez fuera porque había consumido algún psicotrópico hacía un rato, tal vez porque lo hizo mucho, y muy seguido, en 1983; pero de algo podías estar seguro, misionero errante de la depravación: quien te lo había dicho era, evidentemente, Fabio McNamara.

Ahora ya no se le puede encontrar en los bajos fondos, pues prefiere rondar lugares más afines a su nueva condición de reconvertido al ultracatolicismo, como clínicas abortistas o el mismo Valle de los Caídos. ¿Es imbécil o busca casito? Sí, y sí. El hombre que le dictó su autobiografía a Mario Vaquerizo tuvo la oportunidad, hace 20 años, de enderezar su carrera musical, ya habiéndose convertido en un artista plástico de cierto renombre, con Rockstation, publicado nada menos que en el sello de Miguelito Bosé, porque Dios los cría y ellos se arrejuntan y se vuelven gilipís. El sicofante que escribe su artículo de Wikipedia asegura que es un "álbum propio y diferente" a raíz de la "libertad creativa" gozada, y que fue "uno de los más aclamados de la década", usando como referencia un enlace a una crítica de un disco totalmente diferente (y al que yo pongo un 6'5, chúpate esa Jenesaispop). Pónganse sus trajes Hazmat y todas sus vacunas, que empezamos.

domingo, 16 de julio de 2023

Mijares - 21 Black Jack (1992)


La primera vez que oí hablar de Mijares fue cuando vi la portada de este disco y decidí, basándome solo en ella y el título de la canción "Baño de mujeres", que merecía ser parte de este blog. La segunda es ahora. Sorprendente, porque este cantante mexicano no es como esos personajillos de tienda de segunda mano que me encuentro en contenedores de los de "llévate 10 y te damos un euro por las molestias", si no una estrella con más de 4 millones de oyentes en Spotify. Y este 21 Black Jack no es, por completo, responsabilidad suya: esta es una serie de recopilatorios que a visto entre sus víctimas a gente dispar como Bertín Osborne o Paulina Rubio. O sea que haberlo incorporado a la lista de candidatos al escarnio público (bastante limitado por otra parte) quizá sea un completo error, de esos que ocurren por desconocimiento.

Su fama me asombra, tal vez porque pocos nombres hay menos comerciales que "Mijares": suena a pueblo de Ávila, y además lo es. Pero tan orgulloso está de su apellido que lo pasea de Ciudad Juárez a Cancún, poniendo canciones a telenovelas y asociándose con estrellas de la canción como Yuri. Con esa versatilidad infinita para los looks, que lo mismo parece el tercer Peco perdido, que el líder de un grupo tributo a los Gabinete Caligari en el siglo XXIII, que el doble de acción de Plácido Domingo, mi pálpito de que es una persona que merece su aparición en Levantar la Tapa empieza a tomar forma. Sin más dilación, es hora de enfrentarse a casi dos docenas de cortes de este señor, que no son pocos. Va picadito, que los monográficos se los reservo a Juan Camus (Nota del Editor, que soy yo igual: mentira).

lunes, 19 de junio de 2023

Levantar la Tapa: Hall of Fame 2023

Todos los años lo mismo. Que si el Hall of Fame es esto, que si el Hall of Fame es lo otro, que si nosequién expulsó a nosequién traicionando la memoria de todas mis antepasadas... Estaréis cansades, y si no lo estáis, pues yo sí, así que, aunque podría ponerme a explicar los poco interesantes entresijos de los cambios en el sistema de selección que hemos hecho este año, he decidido hacer algo distinto.

Os voy a recitar el poema "Two-Headed Calf", de Laura Gilpin (bueno, os lo dejo aquí traducido por yo, ya os lo recitáis vosotres en vuestra cabeza):

El ternero bicéfalo

Mañana, cuando el campesino encuentre

a este pobre engendro, envolverá

su cuerpo en periódicos y lo llevará al museo.


Pero esta noche sigue vivo, en los campos 

del norte, con su madre. Es una tarde

perfecta de verano: la luna se eleva

sobre el huerto, el viento agita la hierba.

Y cuando mira al cielo, allí se ven

el doble de estrellas de lo habitual. 

 

Y con tan alegres versos, os dejamos con el Hall of Fame de este año de nuestro Señor 2023.

lunes, 15 de mayo de 2023

Pop Star Queen - Soy un tsunami (2010)

Fundadora de un colectivo antipatriarcal. Entrevistadora de Adolfo Suárez. Trabajadora en la Unesco, emigrante en Inglaterra. Traductora del Ayatolá. Recipiente de una beca Fulbright. Hija de falangistas. Divorciada de un vikingo que se metió en una secta cuando empezó a ver pimientos en el techo. Concursante de Supervivientes, ferviente independentista catalana, omnipresente de las tertulias del corazón y, en última instancia, candidata a Eurovisión.

El certamen de este año acaba de celebrarse, con disgusto posterior de casi todos los interesados. Un jurado conservador de stans ha decidido no salirse de lo que llevaba siendo previsto desde el mismo día en el que se publicaron los candidatos al Melodifestivalen sueco, y Loreen, con su propuesta manida pero resultona al ojo acrítico, se ha llevado a la saca su segunda victoria, que coincidirá quizá no tan casualmente con el cincuenta aniversario de la de ABBA, los titanes de su patria. Mientras tanto, un público entregado a Finlandia se tiene que conformar con un triunfo moral, y los pichones españoles entre los que me incluyo, con algo aún menos satisfactorio: el orgullo de haber enviado algo de calidad, haya sido recibido de la manera que sea.

En 2010, no se podía dar por sentado que eso fuera a ser así. Fue el año en el que John Cobra ofreció sus apretadas gónadas al respetable enfurecido con sus ademanes chulescos, propulsado por los forococheros que, de no ser por ciertas descalificaciones previas a la gala televisiva, tal vez hubieran destinado sus esfuerzos a otras candidaturas. Chimo Bayo, por ejemplo, fue eliminado por razones aún por relucir, lo mismo que Sonia Monroy unas semanas después. Pero ni el makinero por excelencia ni la venerable silicónica encabezaban el voto popular, nada de eso: una tarraconense casi en edad de jubilación y habitual del recientemente (y casi trágicamente) desaparecido Sálvame había arrasado con todo como, por ejemplo, un tsunami. Como el que hacía un lustro se había zampado la costa de Sumatra, o el que en doce meses haría lo propio con la central de Fukushima. Pero más kitsch, supongo.

viernes, 14 de abril de 2023

Abraham Mateo - AM (2013)


Francamente, yo hubiera jurado que en algún momento había escrito sobre este disco. Diez años hace ya desde que Abraham Mateo, ese niño rata con un bilingüismo sobrenatural, lanzara este artefacto que lo propulsó más allá de las fronteras del programa de Juan y Medio, todopoderoso. Y digo que en mi cabeza este artículo ya existía porque yo lo he escuchado ya, y quiero pensar que no estoy tan majara todavía, mucho menos en 2015 cuando mi siempre fiel Rate Your Music me indica que se produjo la escucha, como para chuparme 40 minutos de nuestro colega púber sin que de ahí salga por lo menos una crítica mordaz como las que me caracterizan. ¿Por qué, entonces, me sentí compelido a ponerme esta obra de pop adolescente nauseabundo? ¿Quizá por poder afirmar haber oído dos álbumes llamados AM de 2013? Es, y seguirá siendo, un misterio.

Con tal de resolver esta deuda que creía saldada pero que no parece estarlo, me dispongo a viajar a esa ya lejana época, donde Abraham Mateo era el objetivo más fácil, en lugar del 50% de la mejor canción del pop discotequero español en 20 años. Antes de que resurja esta Abrahamanía, esta vez con motivos bien fundados y sustentada sobre los sólidos hombros de la estelar Ana Mena, conviene recordar por qué este muchachito era tan infame, y si acaso merecía el oprobio.

viernes, 10 de marzo de 2023

Serafín Zubiri - X una causa justa (2012)


Serafín Zubiri tenía una misión: ganar Eurovisión. Fracasó dos veces, así que se planteó metas más asequibles. El teléfono ya no sonaba, pero él sabía que eso no significaba nada: ahí fuera aún había un lugar para él. ¡Mira quién baila! y Splash: famosos al agua le dieron la razón, aunque no se tradujo en una renovada relevancia, ni siquiera cuando por algún cruce de cables de alguien, le dieron un hueco en la edición argentina del primero. ¿Y escalar el Aconcagua? Nada, se quedó a las puertas de la final del concurso más inexplicablemente duradero de la tele euskera. La vida de Serafín es una de obstáculos adquiridos apilados sobre obstáculos elegidos, que el cantante ha superado con enorme destreza ante la atenta mirada y el aplauso de bastante poca gente. Y eso que, según su Wikipedia, ha llegado hasta a conducir un kart adaptado para personas invidentes.

Su faceta de redentor aún tenía algo que decir en 2012, nuestro último año bueno. Engalanado con una venda redundante y con una portada que más parecen los sponsors de un accésit, se embarcó en la ultramaratón de su vida: defender el mayor número de causas posibles en tres cuartos de hora. Así que, en calidad de juez supremo de la especie, me siento cualificado para evaluar si su trabajo ha sido o no en vano. Estamos ready.

martes, 28 de febrero de 2023

Las 4 canciones más inexplicables de Rosa López

Este va a ser un artículo menos al uso porque está centrado en torno a algunos descubrimientos recientes que me han cambiado por dentro y hecho ser mejor persona, o al menos una distinta en formas anteriormente insospechadas. Vuelvo al tema fetiche de Operación Triunfo, y más en concreto retomo en el punto exacto donde lo dejé: con una Rosa López victoriosa que por azares del destino no supo o le impidieron consumar su carrera hacia el estrellato.

Hay dos vías de pensamiento, bastante compatibles, sobre por qué ese fue el resultado. La primera, que su carrera se orientó hacia un pop latino facilongo como el que hacían sus compañeros, en lugar de convertirla en la Joss Stone de Granada, ignorando que tampoco es que Joss Stone alcanzara las cotas prometidas por su primer par de discos, como demuestra el hecho de que te estés preguntando "¿quién carajo es Joss Stone?" 

La segunda vía postula que fue víctima de múltiples fatalidades todas conectadas al hecho de que las personas que deberían haber sido responsables de que una muchacha de 20 años no sucumbiera ante la presión del nuevo mundo en el que estaba sumergida fracasaron en todos los aspectos: su padre era un vigilante de seguridad reconvertido en Coronel Tom Parker que esta igual de preparado que ella o menos, la discográfica se traía unos tejemanejes con los contratos importantes, y los gestores de sus giras la tenían machacada a conciertos, lo que desembocó en una pérdida de voz que pudo ser acelerada o no por una inyección en el pompis de un líquido aún por identificar.

miércoles, 1 de febrero de 2023

Operación Triunfo 1, hoy: Parte 2

Entramos en el verdadero Olimpo del triunfitismo, las ocho personas que tuvieron más papeletas para llegar a lo más alto, e incluso algunas de ellas hasta lo aprovecharon. Estrellas internacionales, llenadores de estadios, baluartes de la programación navideña de Canal Castilla la Mancha... Hay de todo, como en botica. 

Si por algún motivo echas en falta a Juan Camus de la lista, uno: ¿por qué?; dos: ¿POR QUÉ?; y tres, ¿no has visto lo de parte 2? Hay una parte 1 aquí. Un poquito de atención, por favor.

sábado, 28 de enero de 2023

Operación Triunfo 1, hoy: Parte 1

En mi campaña nigromántica de resucitar todos los blogs en los que he puesto alguna piedra vuelvo a Levantar la Tapa para hablar de un tema para nada manido entre los historiadores del pop cuestionable: Operación Triunfo 1. Aquella experiencia generacional que nos marcó tanto y que, más de veinte años después, sigue dando juego. Sin embargo, mi interés hoy no es regurgitar de nuevo todo lo ya conocido, nada de eso.

Viendo el otro día Telecinco, un error que siempre quiero cometer más a menudo, me encontré con algo de lo que sólo había oído hablar de pasada: Mediafest Night Fever. Esta feria de los horrores es el último (para mí, al menos) componente del SEU (Sálvame Extended Universe), una suerte de Tu Cara Me Suena tróspido en el que los pseudofamosos de la cadena se pasean para cantar con artistas profesionales venidos muy a menos. Allí, presenciando cómo la mujer de Ortega Cano se disfrazaba de Jasmine de Aladdin para, de la mano de Naím Thomas, abrirse paso a machetazos por "Un mundo ideal", o cómo el ínclito Víctor Sandoval se convertía en un clon siniestro de la reina de las fiestas en residencias de ancianos Helena Bianco para perpretar un medley de los supuestos éxitos de ésta última, quedé prendado al instante. Allí estaban Naím Thomas y, de jurado, la gran Rosa López, gente que hace dos décadas besó los cielos, y ahora han quedado reducidas a viejas glorias, si es que alguna vez fueron glorias para empezar.