viernes, 10 de marzo de 2023

Serafín Zubiri - X una causa justa (2012)


Serafín Zubiri tenía una misión: ganar Eurovisión. Fracasó dos veces, así que se planteó metas más asequibles. El teléfono ya no sonaba, pero él sabía que eso no significaba nada: ahí fuera aún había un lugar para él. ¡Mira quién baila! y Splash: famosos al agua le dieron la razón, aunque no se tradujo en una renovada relevancia, ni siquiera cuando por algún cruce de cables de alguien, le dieron un hueco en la edición argentina del primero. ¿Y escalar el Aconcagua? Nada, se quedó a las puertas de la final del concurso más inexplicablemente duradero de la tele euskera. La vida de Serafín es una de obstáculos adquiridos apilados sobre obstáculos elegidos, que el cantante ha superado con enorme destreza ante la atenta mirada y el aplauso de bastante poca gente. Y eso que, según su Wikipedia, ha llegado hasta a conducir un kart adaptado para personas invidentes.

Su faceta de redentor aún tenía algo que decir en 2012, nuestro último año bueno. Engalanado con una venda redundante y con una portada que más parecen los sponsors de un accésit, se embarcó en la ultramaratón de su vida: defender el mayor número de causas posibles en tres cuartos de hora. Así que, en calidad de juez supremo de la especie, me siento cualificado para evaluar si su trabajo ha sido o no en vano. Estamos ready.