martes, 1 de julio de 2025

Levantar la Tapa: Hall of Fame 2025

Diez años han pasado ya. Diez años desde que un puñado de personas desocupadas, con nada en común salvo la edad aproximada, el lugar de origen, los estudios superiores así mayormente, y un interés preocupante por escarbar en los pantanos de la iniquidad musical se reunieran para seleccionar, a tontas y a locas, diez nombres a los que encumbrar a la eternidad. Desde entonces, cada año, cuando llega el calor y, en palabras de nuestras eternas Sonia y Selena, los chicos se enamoran, el Hall of Fame de Levantar la Tapa abre sus imaginarias puertas para acoger en su incorpóreo seno a unos cuantos elegidos para el Valhalla.

No es tarea fácil. Se han vertido insultos. Se han deseado enfermedades al prójimo. Se ha especulado con votos, se ha comerciado con vetos, se ha sucumbido a la confusión, y se han perdido vidas, vidas humanas. Pero aunque la fumata de nuestro cónclave siempre luce rojo sangre, al menos el consenso fue que el sacrificio no ha sido en vano. 2025 inscribe seis nuevos nombres en letras de oro, seis artistas (porque reconozcámoslo, nuestro inmortal es todo un artista en lo suyo) que hoy ya son parte de nuestra eternidad.

Aquí están...

20 Años de Cuna


Hicieron falta casi veinticinco años de democracia parlamentaria para que Televisión Española (la que quieres, la que quieres) diera su brazo a torcer y admitiera que si al populacho se le había permitido decir que sí a la OTAN, tal vez gozaran también de la madurez suficiente de votar por su representante en Eurovisión; al fin y al cabo, qué mayor escaparate hay para la geopolítica internacional. 

Cómo no, la jorobamos: Raúl y su "Sueño su boca" hubieran sido el antídoto perfecto a la somnoliencia empowering del cantamañanas de Serafín Zubiri, que acabó siendo quien viajó a Estocolmo, pero la opción rupturista, en el sentido de que si hubieran ganado nos habrían echado de la UER, había salido a escena unos minutos antes.

20 Años de Cuna venían a rellenar el húmedo hueco dejado por el enésimo berrinche de Amistades Peligrosas, ofertándose como alternativa naíf a los alegatos horny de aquellos. Ella, Raquel, era una relaciones públicas de la Iglesia de la Cienciología que se exilió en Costa Rica evadiendo una supuesta persecución religiosa; él, Fernando, se sobrepondría a su rictus de asesino en serie para componerle un tema a Abraham Mateo. Juntos daban cuerda a un "Reloj" de precisión más bien poco suiza, vestidos como un dúo de ilusionismo en un hotel de Almuñécar, poniendo el terciopelo azul en el mapa por primera vez desde David Lynch. El tema era una sucesión de bailes arrítmicos imitando el minutero y el segundero, algún trabalenguas que bien podría ser una invocación al dios eslavo Chislobog y, eso sí, un estribillo que seguirás gritando a deshoras aún cuando la demencia senil haya hecho estragos en tus sinapsis.

Contra todo pronóstico, su candidatura no cuajó, como tampoco lo hizo su último asalto al éxito: "Me voy", una pesadilla de unos Pimpinela fluorescentes que intentan paliar sus muy obvias deficiencias vocales con un conato de rap más bien vergonzoso. ¡Qué barbaridad! El tic-tac se detuvo y con él su meteórica trayectoria. El destino se cebó con la pobre Raquel de tal manera que ni siquiera voy a bromear al respecto, mientras que Fernando tuvo la sensatez de correr un tupido velo. "El reloj" los juntó y los separó, y ahora los vuelve a unir en nuestro Olimpo. Nunca nos darán "Otro revolcón", pero el disfrute que nos han proporcionado ya es lo suficientemente orgásmico.

La Húngara


Ya sabes cómo va la cosa. Chico conoce a chica, en un bar, en una lavandería, en los coches de choque de la feria de Albarracín, dónde sea; unas mariposillas incipientes se convierten en un romance fogoso, incontenible, en miradas que se funden, en caminatas de la mano por algún paseo marítimo/parque/aparcamiento de un Costco. El sentimiento se intensifica, alquilan un segundo piso sin ascensor en un barrio de la periferia, ahorrando y ahorrando para que un día, tras haberse comido una lasaña en La Tagliatella, él se arrodille y le presente un anillo humilde, pero precioso, y ella dice sí, oh, sí, por supuesto, y se prueba veinticinco vestidos hasta encontrar ese que es perfecto, y encuentran una pequeña iglesia en el pueblo de la madre de ella, y su padre la lleva al altar, y es todo absolutamente de cuento hasta que el sacerdote, don Ceferino, pronuncia esas consabidas palabras que resuenan contra la vidriera de San Dimas que corona el ábside.

"Si alguien tiene algo que objetar, que hable ahora o calle para siempre".

Y, tras un silencio interminable, suena ésto.

Porque no es casualidad que 2009, el año en el que "Tengo que impedir esa boda" entró en escena, sea también el que vio un mayor descenso porcentual en el número de matrimonios celebrados. Hay miedo no, pánico a que Doña Sonia Priego, llamada "La Húngara" porque le gustaba bailar (me niego a buscarle explicación), entre a interrumpir la ceremonia como Seth Rollins con el maletín de Money in the Bank; hace mucho que no me invitan a una, pero doy por hecho que es un suceso bastante habitual.

Pero no sólo de arruinar momentos inolvidables vive la de Budapest: su escarceo más mainstream la vio acompañando a Pucho en el inescapable "Tú me dejaste de querer" que arrasó en la era COVID. Sin embargo, es el rapto de un niño subsahariano, de nombre Mohamed, el que vive en mis retinas as told in "Te como tu cara", un descarte de la banda sonora de La sociedad de la nieve. La Húngara admite, con una impunidad normalmente reservada a los hombres blancos heterosexuales, que mientras su madre andaba desprevenida haciendo trenzas en la playa, secuestró al zagal y lo metió en su casa hasta conseguir que la llamara "mamá". Una transacción con la que Mohamed, mientras le repercuta en hincharse a churros con chocolate, parece sentirse bastante conforme.

Nadie puede impedir a La Húngara ser miembro de pleno derecho de nuestro Salón. Inténtalo, si te atreves: te arrancaremos los ojos con nuestras uñas de gel.

Mr. Robsanto


Hay muchas formas de ganarse la vida, casi todas ellas nobles. La que ha elegido el misterioso ente bajo el seudónimo de Mr. Robsanto es la de esquilmador de views en YouTube mediante el viejo truco de grabar una y otra vez la misma canción, generalmente felicitando un cumpleaños o una onomástica, simplemente cambiando el nombre del congratulado. En cuanto a dignidad, es una profesión que está en algún punto entre componente número tres de un ciempiés humano y concejal de Ciudadanos, pero alguien tenía que hacerlo.

Así, da igual si te llamas Josías (sorprendentemente su vídeo de nombre más visto), Chelo, o Mefistófeles Jr., y no importa si todos tus amiguis han prescindido de asistir a tu fiesta porque preferirían ser parte del susodicho ciempiés humano que verte sonreír un segundo, siempre habrá un invitado dispuesto a cantar en tu honor. Aunque quizá no el que desearías.

2800 vídeos para cubrir la totalidad del santoral católico romano y dar espacio a desvíos tirando a turbios que harán las delicias del colectivo conspiranoico si algún día se lo cruzaran. Porque cuál es, si no la francmasonería, el jingle para las Helenas, y sólo para ellas, sea un motete microtonal en lugar del circo chiripitifláutico de siempre. O qué organización, si no la Cábala hermética, ha postulado que "Santa Vanesa", una persona que jamás existió, debe ser honrada el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Por no hablar de las obvias consecuencias neurológicas que debe tener inocular sobre tus córneas la imagen maldita de un gnomo endemoniado, en una "realidad virtual" que de ser manifestada sobre nuestro propio plano dimensional arrasaría todas nuestras cosechas.

Aunque no es todo happy birthday con Robsanto, porque nuestro antipapa de la canción también ha abogado por la guerra bacteriológica contra el ejército, el programa HAARP, y que Facu Díaz se duche de una maldita vez. Soltero empedernido, amante de los animales, y forofo de Aragón Radio, hacer un dossier exhaustivo de la carrera de este Brian Wilson maño es una empresa fútil, y su excentricidad le ha ganado algunos enemigos en nuestro comité. Pero su afeitada cabeza sonríe consciente de que dan igual los haters: su pedo ya se lo han papado. El Hall of Fame ya ha encontrado a su animador infantil.

Sex Bomb


Los oceanógrafos coinciden: el 90% de los materiales que hoy conforman la gran mancha de plástico del Pacífico fueron parte alguna vez de una integrante de las Sex Bomb. ¿Cruel? Es posible, pero díselo tú a ese pez cirujano que se retuerce en el suelo marino con un trozo de silicona de Sonia Monroy atravesado en la branquia. ¿Dónde está Greta Thunberg cuando se la necesita?

Chanzas aparte, Sex Bomb es la célula de terrorismo auditivo desarrollada por la polímata del ridículo Sonia Monroy, mi caballito ganador en esto de ser la primera doble "hall of famer" (ha estado cerca). El cuarteto, no pun intended por esta vez, iba a ser su catapulta a una fama planetaria, pero cometió el craso error de rodearse de dos starlets con aún más proyección en Yola Berrocal y Malena Gracia. Cero problema: con puño de hierro, nuestra Putin con implantes defenestró a las amenazas y las reemplazó con clones de las Papá Levante aumentadas quirúrgicamente, saliendo vencedora de su carrera armamentística particular; esta vez de pechos, más que de armas nucleares. Ya paro.

"Ven, ven, ven", nos incitaban como sirenas en un videoclip en el que interpretaban a trabajadoras no sindicadas de la metalurgia, en lo que fue un fugaz pero ardiente paso por nuestro zeitgeist. Hay quien dice que llegaron a lanzar un segundo sencillo, llamado "Si llama dile que he salido", pero nadie ha sobrevivido hasta la fecha a intentar escucharlo, así que yo, al menos, prefiero mantener vivo el misterio. 

Tanto ego junto no sobrevivió mucho, y una escisión extra vio a Sonia Monroy abandonada y rota mientras alguna de sus compañeras cerraba filas con otra rival en la élite del trospidismo, la ínclita Nuria Bermúdez, que seguramente tenga su vibrador configurado para ponerse en marcha cada vez que alguien mencione su nombre en redes, así que "de nada". De la carrera de Monroy hablaremos, Dios mediante, en otra ocasión en el futuro cercano, pero avanzo que fue vista por última vez metiéndose por medio del matrimonio de Miranda Bailey, cosa que espero que no dé a Shonda Rhimes ninguna idea. Entre tanto, el nombre de Sex Bomb fue pasando de mano a mano hasta dar a parar a dos divorciados en una cata de vinos, que son sus dignos herederos hasta nuestros días, al menos en lo que a Spotify respecta.



Bienvenidas, Sex Bomb, a vuestro nuevo hogar. Ya sabéis dónde está el mueble bar.

Verka Serduchka


El adorno favorito de los árboles navideños ucranianos durante veinte temporadas consecutivas, Verka Serduchka, pone el colofón de nuestra gala con una cantidad de brilli-brilli obscena, que es lo que debe de ser. Andriy Danylko se levantó una fría mañana de 1990 con una idea entre ceja y ceja, una que le mantendría despierto durante semanas: ¿y si Elton John vistiera aún más recargado, y además fuera una señora ucraniana de mediana edad?

Así se gestó Verka, como un embrión envuelto en papel Albal, una azafata de un coche cama con vistas al estrellato. Algunos comediantes compatriotas suyos se conformarían con ser jefe de estado en tiempos de guerra, pero no Verka, no: sus miras estaban sobre el micrófono de cristal eurovisivo. No lo consiguió, porque cuando Facu Díaz se pone es imparable, pero siempre hemos sido más de segundones. Ahora nadie se acordará de la buena de Marija Šerifović, pero Verka Serduchka es una habitual cada mayo, haciendo apariciones festival sí, festival también, mucho después de haber prometido enterrar al personaje, por aquello de no llegar tal vez al límite de la contradicción que tanto preocupa a Errejón.

Pero es que Verka es una superviviente: no sólo porque se resista a abandonar su hogar ante las constantes advertencias de bombardeos que la asolan, aunque mayormente por eso, sí; también esquivó dos balas que llevaban su nombre en el proceso de expulsiones, incluida la del que escribe estas líneas, aunque admito que ésta ya era más por buscar el drama. Y es que nada puede resistirse a un buen "Dancing Lasha Tumbai", tal vez un himno anti-ruso, tal vez una oda a la nata de Mongolia, quién sabe; pero de todas todas una de las reproducciones más fieles del ambiente verbenero en el medio musical. No le falta un detalle: consignas en alemán, un acordeón demencial, un número 69 a la espalda, algún que otro azote, una modulación final, y un intérprete magnético, más que nada porque parece un imán de frigorífico.

Tu momento ha llegado, Verka, bailemos Lasha Tumbai todos juntos en el Hall of Fame.

Y finalmente, como cada entrega, tenemos el honor de incluir entre nuestros galardonados a una figura extra-musical. Cómo me congratula anunciar que la de esta añada es la más ciclópea de todas, pues no sólo es todo un ex-presidente de la nación española, si no que además ha accedido, para nuestra sorpresa, a escribir un discurso de agradecimiento, como si de su columna de El Debate se tratara. Sin más preámbulos, ya está aquí...

Mariano Rajoy



Hola a todos. Es para mí un gran honor ser parte del Salón de la Fama del blog Levantar la Tapa. Este año hay seis elegidos, y yo soy uno de ellos. El año pasado mi lugar lo ocupaban las hermanas del Baptisterio de Las Gabias. Es evidente que este espaldarazo no es cosa menor. Es cosa mayor.

Tal vez a los de siempre, quienes ustedes saben, les disguste esta noticia. Pero bueno. Mariano no sólo no ha perdido, ha ganado. La decisión tomada por los españoles en las urnas en 2015 ha sido refrendada hoy. Con más mérito si cabe, sin pactos de por medio, dirían algunos. Es Levantar la Tapa el que elige a Mariano, y es Mariano el que quiere que sea Levantar la Tapa Mariano. Pero yo no entro en polémica. Hacerlo sería de gente polémica, cosa que yo no soy. Me permito una exhortación, simplemente. ¡Toma democracia!

Por tanto, felicito y agradezco a los miembros de este blog de Levantar la Tapa su confianza, y prometo no se arrepentirán de su decisión. Sé de buena tinta que es una gente emprendedora, que hace cosas, que no hablan tras pensar sino piensan antes de hablar. Y no soy menos hombre por admitir que me ha emocionado que se acuerden de este humilde hombre gallego, porque antes de nada somos sentimientos, y tenemos seres humanos

Como nuevo embajador de Levantar la Tapa prometo que haré todo lo que pueda, y un poco más de lo que pueda, si es que eso es posible. Aprovecho así esta plataforma que ustedes me ofrecen para lamentar la situación de crispación en la que vive nuestro país últimamente, es que parece que hay mucho cenizo que piensa que cuanto mejor peor para todos, y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político. Y esto no puede ser. Hay quien quiere que nos olvidemos, pero los españoles somos muy españoles y mucho españoles. No dejen que les convenzan de otra cosa. O lo que es lo mismo: un vaso es un vaso, y un plato es un plato. O al menos, creo que es lo mismo. Está muy claro.

No me prolongo más. Sólo una palabra más: ¡cuidado! Hay una ola de calor en nuestro país, y hay que hacer caso de los expertos. Beban agua, y protéjanse del sol. O si pueden, quédense en casa. Carlos Alcaraz empieza su andadura en Wimbledon y tengo el presentimiento de que nos dará una alegría. Pero yo intento ser optimista. No serlo es de tontos... o de pesimistas.

¡Viva España!

Atte.

M. Rajoy 
Mariano R. 
MRB

2 comentarios:

  1. "Dancing Lasha Tumbai" es una de las mejores canciones que he oído de Eurovisión desde que empecé a seguirlo allá por 2004. Lo digo totalmente en serio.

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