martes, 5 de abril de 2016

UPA Dance – El grupo de la serie de TV Un paso adelante (2002)


No sé ni si esto tiene título. Así de putimierder son los discos que compramos. Pero tampoco creo que haga mucha falta: Un paso adelante.

Igual no os acordáis de aquella vez en que la ficción española decidió hacer su propia versión de Fama con caretos de críos un tanto inaguantables y de dotes dramático-musical-loquefuere bastante reducidas. Pues pasó. Y seis temporaditas, ojo, que se dice pronto. Y como pasó con Los Serrano y Santa Justa Klan, de allí salió un grupo: UPA Dance (NOTA: igual pongo a veces las versiones de las canciones en la serie, porque las del disco son imposibles de encontrar. No me responsabilizo de daños cerebrales adicionales que cause su visionado).

Resulta que por lo que he leído el título del disco debut no es ni el que os he enlazado más arriba, sino “Upa Dance: banda sonora de la serie de televisión Un paso adelante”. Joder, ya me quiero ir a casa. Y esto lo perpetraron Miguel Ángel Muñóz (que tiene un artículo en Wikipedia que no podía estar más escrito por un fan), Beatriz Luengo, Silvia Martí, Mónica Cruz (cuya carrera musical me interesa tanto como la cinematográfica de su hermana Pé) y…

Pablo Puyol. Por qué, Pablo Puyol. Pero mirad la hostia que tiene en las fotos.

Holi, mamasita...

Tengo mucho...

RETRASOOOORHGHHHHH

Bueno, al lío. “Once again” nos hace desear que sea esta la última vez. Es todo muy boy band, con todos aquí cantando a lo loco. Un poco N*Sync. Hay coros raritos. La cosa va de un bastardo al que el/la protagonista (algo gracioso de intentar dilucidar con cinco voces) consideraba su mejor amigo, pero cuando se entera de que va hablando mierda a sus espaldas decide atravesarle el colon con un martillo neumático. Que no, que es coña. Le dice que “don’t you count on me / cause the next time I’ll be gone”. Wow. Lo mah chungo del barrioh, premoh.

Los momentos a capella coral tienen su gracia o algo. Y el inglés está hasta bien pronunciado (al menos comparado con el de Lorena del otro día, o con algunos temitas de luego que pa qué).

“Morenita” es… A ver cómo os cuento esto. El rollo boy band de antes se ve reforzado por el tener dos voces masculinas. El comienzo en plan sensual duele hasta en los ojos, y cada “nenaaaaaahhhgh” me produce entre arcadas y ansias por darle un vaso de agua al que canta. Las metáforas son terriblemente originales (“me hases tanta falta ya / más que el aire para respirar”, o “eres la luz que me guíiiiiaaaaa”), un momento intento de rap abroncando a la otra porque a ver con quién está y alguien, creo que Pablo, manteniendo el grito de “por nuestro amooooooooor” durante más o menos lo que dura El Padrino Parte II. Y… y… y… Ay. Joder. Que ha dicho “mamasita”. Muchas veces. Mira, yo me voy.

Entra Lola… O sea Beatriz Luengo. A alguien le pareció guay acreditar a los actores como sus personajes en las canciones. Que bonito todo. Total, que “Por que me  faltas tú” va de una colección de cromos de la Liga 96/97 de Panini que la pobre chica no pudo completar. O sobre aquella vez que no logró capturar a Tauros en la Zona Safari en el Pokémon Rojo. No estoy seguro, tengo que investigar más al respecto. Os dejo mientras con los sonidos sintetizados que son lo único que en realidad destruye la canción, porque sin ser una joya, la letra se deja escuchar y la joven no canta mal. Maldita sea, Alejo Stivel, qué te pasó desde que produjiste un disco de El Canto del Loco.

Bueno, a ver. “Sámbame”, otro de los jailaits desos al que debería dedicar mucho rato. Otra vez se arrejuntan tós para berrear cosas. Y yo me iba a parar a analizar esto en detalle, pero ha dicho “ya no cierres más tus ojos”, y algo me ha mosqueado un pelín. Y entonces llega esto:

“Para, dónde vas, no puedes escapar de mí.
Vamos a perdernos dentro del perfume de los besos.
Pero mira bien mis ojos, deja que otra vez te enseñe todo”

A ver, a mí esto no me suena a un sambeo muy consentido, eh. Llamadme raro, que igual soy yo, pero esto lo podría haber escrito Álvaro Reyes y tan tranquilos. Y a mí me dan mal rollo estas cosas. Si además tenemos gritos que no vienen a cuento, pues lloro. Con fuerza.

Y Adri quería escribir sobre esta canción, me decía ayer. Porque está puto mal de la cabeza, o algo.


Mírales ellos que recoquetos. Igual no habéis caído en que de Silvia Martí solo aparece
en la carátula media cara; y Pablo Puyol, el que más canta, está en segundo plano. Genius.

Pablo Puyol es Pedro en “Me siento bien”. El hecho de que esté presente su voz en diez de las doce canciones del disco dice bastante a su favor, aunque siga pensando que qué pinta en este esperpento. Esto tiene un toque pop-rockero que deja atrás el rollo latinlover de los temas anteriores, y que canta cosas desas de autoayuda y ser felices. Pero está bien. Sobre todo en los coros. Me gusta la voz que pone Pablo en los coros. Es cuando le sale más la vena boy band gay (porque sí, Pablo Puyol es gay, y sí, tenía que sacar a relucir esto en algún momento), pero eso, que mola.

En algún momento tenían que hacerme llorar. Y como los anteriores sabían a poco, pues ahora me destrozan el “Baila morena” de Zucchero. Cada “yeah” es un clavo más en el ataúd del arte, cada susurro una puñalada en los oídos, y no puedo esperar a verles berrear en italiano. A ver, que llega ya.


Bueno, pues mira, resulta que sí que podía esperar. Y ahorrármelo también.

Resulta que ya llevamos la mitad (hoorray!), y ahora vienen varias canciones cortitas, de dos minutos y medio o menos, y eso está bien, porque llevamos 23 minutos y me han sobrado unos 20.

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Otra versión. “Dancing in the Street”Al principio no soporto esos coros, esas voces con efecto túnel, esa batería machacona, la reverb efecto robot y demás basura… Pero la verdad es que cuando avanza, el videoclip mola bastante, el dueto entre ellos dos está muy bien medido y mejora considerablemente la instrumentación, amén de hacerse contagioso el buen rollo de la letra.

Ah, no, espera, que me he puesto la versión de Bowie y Jagger porque lo otro me daba ganas de afeitarme a machetazos. Tiene sentido.

El esperpento definitivo. “Acuarius” (escrito asín porque son mu chulos). YouTube, deja de ponerme a Bowie que tengo que seguir con esto. A ver. Es verdad que no estamos ante el legendario crimen perpetrado por Raphael, pero… Cuando la canción suena más a estar compuesta en un subidón de heroína que de LSD, mal vamos. Por algún motivo, se inventan el inglés (¿“dis is de dagüin”?), alargan en exceso los gritos, meten una parte hablada a lo Dire Straits (de nuevo con efectito túnel), e intentan, en general, que esto de tanta vergüenza como sea posible. Aprovecho para comentar que desde el tema anterior, por algún motivo, ya no aparecen más letras en el libreto. Igual de ahí que se inventen el inglés. Se les acabó la tinta de la impresora y tuvieron que tirar de oído, o algo.

Y como defecar una sola vez sobre la tumba de ese bonito musical era poco, pues Pablo decide atreverse con “I got life”. Él es lo mejor en una versión con una instrumentación sosísima, y para la que su voz no me gusta demasiado, pero en fin, al menos el inglés se molesta en pronunciarlo bien… casi siempre. No sé a qué vienen las guitarras pseudojebis que se oyen detrás. Me estoy cabreando mucho. Yo no luché en Vietnam para esto.

O sea, yo no luché en Vietnam en absoluto, pero eso es otro tema. Por favor, quemad toda prueba de que esto ha existido. Yoro, de verdá que di.

Yo, man, cambia de canal.

Ai gat fridom broder.

Ai gat milion dólar charn, cosin.

Seguimos, que no me queda laif.

El pianito que abre “Out Here On My Own” recuerdo que lo prohibió la Convención de Ginebra más o menos cuando este disco vio la luz. Era necesario destrozar Fame no solo con la serie de los cojones, sino también con versión de Irene Cara. La percusión es insoportable en su intento de resultar etérea, y le hace más mal que otra cosa a Beatriz Luengo, que la verdad es que no canta nada mal el tema. Mira, lo pasaremos por esta vez. Mejorando la instrumentación, sería una versión más o menos digna.

Me estoy llevando las manos a la cabeza cual Capitán Picard ante el terror que van a suponer estos siete minutos y medio de análisis de “Medley Cabaret”. Vaya por delante que no soy el mayor fan de Liza Minelli que existe, y que si se me menta no puedo evitar pensar en cierta escena de School of Rock. Dicho esto… No, Beatriz y Pablo, aunque sean lo mejor de esta cosa, no le llegan ni a la suela de los zapatos, ni en capacidad vocal ni en sensualidad. Sus intentos por pasar del francés al alemán y al inglés son terriblemente risibles y risorios porque… bueno, básicamente, porque suena todo igual. La mezcla (de canciones, que la producción también) está hecha sin pies ni cabeza ni coherencia ni… Mira, no. Lo siento. No puedo más. Os he fallado.

Money, money, tu padre, joder.

Bueno, mira, “Upa Mix” y me puedo ir a casa. Estoy perdiendo la poca cordura que me quedaba. Y estoy haciendo esto por no reseñar a Azúcar Moreno ni a Papa Levante. Quién me manda.

Cómo que “Uno, due, tré, cuatro!”. Quién mierdas ha escrito esto. Joder, rap sin venir a cuento. Everybody sobre tu tumba, cojones. Pero a qué vienen esas cuerdas de fondo con la batería absurda. Hala, y trompetitas. Y voz de ópera. No estamos en una peli de Tom Cruise, ¿eh? Pero que come on beibi evribadi ni qué pollas en vinagre. Eso, let’s go a vuestra casa. Esto ha terminado, y hubo gran regocijo.

Ehhhh.

Mira, que no. No más intentos de esto, por favor. La música no los merece.

Me cago en ti, Alejo Stivel, y en todos los que habéis participado de esto.

Allez-y, mes ami!


VALORACIÓN: Me cuesta decidirme. Hay veces en que despunta el talento, para quedar luego hundido en una vorágine de dolor y malas decisiones interpretativas. Pero… En cierta manera irónica… Voy a mantener la tapa bajada. Eso sí, esto se escucha en compañía, si no queréis volveros locos. NO, REPITO, NO OS ENFRENTÉIS A ELLO EN SOLITARIO. Y si tenéis alcohol, mejor.

BONUS TRACK: Tienen un canal con mierda en directo. A disfrutar.

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