No sé ni si esto tiene título. Así de putimierder son los discos que compramos.
Pero tampoco creo que haga mucha falta: Un paso adelante.
Igual
no os acordáis de aquella vez en que la ficción española decidió hacer su
propia versión de Fama con caretos de
críos un tanto inaguantables y de dotes dramático-musical-loquefuere bastante
reducidas. Pues pasó. Y seis temporaditas, ojo, que se dice pronto. Y como pasó
con Los Serrano y Santa Justa Klan, de allí salió un grupo: UPA Dance (NOTA: igual pongo a veces las versiones de las canciones en la serie, porque las del disco son imposibles de encontrar. No me responsabilizo de daños cerebrales adicionales que cause su visionado).
Resulta
que por lo que he leído el título del disco debut no es ni el que os he
enlazado más arriba, sino “Upa Dance: banda sonora de la serie de televisión Un
paso adelante”. Joder, ya me quiero ir a casa. Y esto lo perpetraron Miguel
Ángel Muñóz (que tiene un artículo en Wikipedia que no podía estar más escrito por un fan), Beatriz Luengo, Silvia Martí, Mónica Cruz (cuya carrera musical me
interesa tanto como la cinematográfica de su hermana Pé) y…
Pablo Puyol. Por
qué, Pablo Puyol. Pero mirad la hostia que tiene en las fotos.
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Holi, mamasita... |
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Tengo mucho... |
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RETRASOOOORHGHHHHH |
Bueno,
al lío. “Once again” nos hace desear que sea esta la última vez. Es todo muy
boy band, con todos aquí cantando a lo loco. Un poco N*Sync. Hay coros raritos.
La cosa va de un bastardo al que el/la protagonista (algo gracioso de intentar
dilucidar con cinco voces) consideraba su mejor amigo, pero cuando se entera de
que va hablando mierda a sus espaldas decide atravesarle el colon con un martillo
neumático. Que no, que es coña. Le dice que “don’t you count on me / cause the
next time I’ll be gone”. Wow. Lo mah chungo del barrioh, premoh.
Los
momentos a capella coral tienen su gracia o algo. Y el inglés está hasta bien
pronunciado (al menos comparado con el de Lorena del otro día, o con algunos
temitas de luego que pa qué).
“Morenita”
es… A ver cómo os cuento esto. El rollo boy band de antes se ve reforzado por
el tener dos voces masculinas. El comienzo en plan sensual duele hasta en los
ojos, y cada “nenaaaaaahhhgh” me produce entre arcadas y ansias por darle un
vaso de agua al que canta. Las metáforas son terriblemente originales (“me
hases tanta falta ya / más que el aire para respirar”, o “eres la luz que me
guíiiiiaaaaa”), un momento intento de rap abroncando a la otra porque a ver con
quién está y alguien, creo que Pablo, manteniendo el grito de “por nuestro
amooooooooor” durante más o menos lo que dura El Padrino Parte II. Y… y… y… Ay. Joder. Que ha dicho “mamasita”.
Muchas veces. Mira, yo me voy.
Entra
Lola… O sea Beatriz Luengo. A alguien le pareció guay acreditar a los actores
como sus personajes en las canciones. Que bonito todo. Total, que “Por que me faltas tú” va de una colección de
cromos de la Liga 96/97 de Panini que la pobre chica no pudo completar. O sobre
aquella vez que no logró capturar a Tauros en la Zona Safari en el Pokémon
Rojo. No estoy seguro, tengo que investigar más al respecto. Os dejo mientras
con los sonidos sintetizados que son lo único que en realidad destruye la canción,
porque sin ser una joya, la letra se deja escuchar y la joven no canta mal.
Maldita sea, Alejo Stivel, qué te pasó desde que produjiste un disco de El
Canto del Loco.
Bueno,
a ver. “Sámbame”, otro de los jailaits desos al que debería dedicar mucho rato. Otra vez se arrejuntan tós para berrear cosas. Y yo me iba a
parar a analizar esto en detalle, pero ha dicho “ya no cierres más tus ojos”, y
algo me ha mosqueado un pelín. Y entonces llega esto:
“Para, dónde vas, no
puedes escapar de mí.
Vamos a perdernos
dentro del perfume de los besos.
Pero mira bien mis
ojos, deja que otra vez te enseñe todo”
A
ver, a mí esto no me suena a un sambeo muy consentido, eh. Llamadme raro, que
igual soy yo, pero esto lo podría haber escrito Álvaro Reyes y tan tranquilos.
Y a mí me dan mal rollo estas cosas. Si además tenemos gritos que no vienen a
cuento, pues lloro. Con fuerza.
Y
Adri quería escribir sobre esta canción, me decía ayer. Porque está puto mal de
la cabeza, o algo.
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Mírales ellos que recoquetos. Igual no habéis caído en que de Silvia Martí solo aparece en la carátula media cara; y Pablo Puyol, el que más canta, está en segundo plano. Genius. |
Pablo
Puyol es Pedro en “Me siento bien”. El hecho de que esté presente su voz en
diez de las doce canciones del disco dice bastante a su favor, aunque siga
pensando que qué pinta en este esperpento. Esto tiene un toque pop-rockero que
deja atrás el rollo latinlover de los temas anteriores, y que canta cosas desas
de autoayuda y ser felices. Pero está bien. Sobre todo en los coros. Me gusta
la voz que pone Pablo en los coros. Es cuando le sale más la vena boy band gay
(porque sí, Pablo Puyol es gay, y sí, tenía que sacar a relucir esto en algún
momento), pero eso, que mola.
En
algún momento tenían que hacerme llorar. Y como los anteriores sabían a poco,
pues ahora me destrozan el “Baila morena” de Zucchero. Cada “yeah” es un clavo
más en el ataúd del arte, cada susurro una puñalada en los oídos, y no puedo
esperar a verles berrear en italiano. A ver, que llega ya.
…
Bueno,
pues mira, resulta que sí que podía esperar. Y ahorrármelo también.
Resulta
que ya llevamos la mitad (hoorray!), y ahora vienen varias canciones cortitas,
de dos minutos y medio o menos, y eso está bien, porque llevamos 23 minutos y
me han sobrado unos 20.
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Otra
versión. “Dancing in the Street”. Al
principio no soporto esos coros, esas voces con efecto túnel, esa batería
machacona, la reverb efecto robot y demás basura… Pero la verdad es que cuando
avanza, el videoclip mola bastante, el dueto entre ellos dos está muy bien
medido y mejora considerablemente la instrumentación, amén de hacerse
contagioso el buen rollo de la letra.
Ah,
no, espera, que me he puesto la versión de Bowie y Jagger porque lo otro me
daba ganas de afeitarme a machetazos. Tiene sentido.
El
esperpento definitivo. “Acuarius” (escrito asín porque son mu chulos). YouTube,
deja de ponerme a Bowie que tengo que seguir con esto. A ver. Es verdad que no
estamos ante el legendario crimen perpetrado por Raphael, pero… Cuando la
canción suena más a estar compuesta en un subidón de heroína que de LSD, mal
vamos. Por algún motivo, se inventan el inglés (¿“dis is de dagüin”?), alargan
en exceso los gritos, meten una parte hablada a lo Dire Straits (de nuevo con
efectito túnel), e intentan, en general, que esto de tanta vergüenza como sea
posible. Aprovecho para comentar que desde el tema anterior, por algún motivo,
ya no aparecen más letras en el libreto. Igual de ahí que se inventen el
inglés. Se les acabó la tinta de la impresora y tuvieron que tirar de oído, o
algo.
Y
como defecar una sola vez sobre la tumba de ese bonito musical era poco, pues
Pablo decide atreverse con “I got life”. Él es lo mejor en una versión con una
instrumentación sosísima, y para la que su voz no me gusta demasiado, pero en
fin, al menos el inglés se molesta en pronunciarlo bien… casi siempre. No sé a
qué vienen las guitarras pseudojebis que se oyen detrás. Me estoy cabreando
mucho. Yo no luché en Vietnam para esto.
O
sea, yo no luché en Vietnam en absoluto, pero eso es otro tema. Por favor,
quemad toda prueba de que esto ha existido. Yoro, de verdá que di.
Yo,
man, cambia de canal.
Ai
gat fridom broder.
Ai gat
milion dólar charn, cosin.
Seguimos,
que no me queda laif.
El
pianito que abre “Out Here On My Own” recuerdo que lo prohibió la Convención de
Ginebra más o menos cuando este disco vio la luz. Era necesario destrozar Fame no solo con la serie de los
cojones, sino también con versión de Irene Cara. La percusión es insoportable
en su intento de resultar etérea, y le hace más mal que otra cosa a Beatriz
Luengo, que la verdad es que no canta nada mal el tema. Mira, lo pasaremos por
esta vez. Mejorando la instrumentación, sería una versión más o menos digna.
Me
estoy llevando las manos a la cabeza cual Capitán Picard ante el terror que van
a suponer estos siete minutos y medio de análisis de “Medley Cabaret”. Vaya por
delante que no soy el mayor fan de Liza Minelli que existe, y que si se me
menta no puedo evitar pensar en cierta escena de School of Rock. Dicho esto… No, Beatriz y Pablo, aunque sean lo
mejor de esta cosa, no le llegan ni a la suela de los zapatos, ni en capacidad
vocal ni en sensualidad. Sus intentos por pasar del francés al alemán y al
inglés son terriblemente risibles y risorios porque… bueno, básicamente, porque
suena todo igual. La mezcla (de canciones, que la producción también) está
hecha sin pies ni cabeza ni coherencia ni… Mira, no. Lo siento. No puedo más.
Os he fallado.
Money,
money, tu padre, joder.
Bueno,
mira, “Upa Mix” y me puedo ir a casa. Estoy perdiendo la poca cordura que me
quedaba. Y estoy haciendo esto por no reseñar a Azúcar Moreno ni a Papa
Levante. Quién me manda.
Cómo
que “Uno, due, tré, cuatro!”. Quién mierdas ha escrito esto. Joder, rap sin
venir a cuento. Everybody sobre tu tumba, cojones. Pero a qué vienen esas
cuerdas de fondo con la batería absurda. Hala, y trompetitas. Y voz de ópera.
No estamos en una peli de Tom Cruise, ¿eh? Pero que come on beibi evribadi ni qué pollas en vinagre.
Eso, let’s go a vuestra casa. Esto ha terminado, y hubo gran regocijo.
Ehhhh.
Mira,
que no. No más intentos de esto, por favor. La música no los merece.
Me
cago en ti, Alejo Stivel, y en todos los que habéis participado de esto.
Allez-y,
mes ami!
VALORACIÓN: Me cuesta decidirme. Hay veces en
que despunta el talento, para quedar luego hundido en una vorágine de dolor y
malas decisiones interpretativas. Pero… En cierta manera irónica… Voy a mantener
la tapa bajada. Eso sí, esto se escucha en compañía, si no queréis volveros
locos. NO, REPITO, NO OS ENFRENTÉIS A ELLO EN SOLITARIO. Y si tenéis alcohol,
mejor.
BONUS TRACK: Tienen un canal con mierda en directo. A disfrutar.
BONUS TRACK: Tienen un canal con mierda en directo. A disfrutar.
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