lunes, 20 de junio de 2022

Levantar la Tapa: Hall of Fame 2022

Es el momento, una vez más, de galardonar a lo más florido del horterismo musical, en ese salón de la fama extraterrenal que Levantar la Tapa aloja cada junio. Una entrega atípica, al menos para mí, que me veía inmerso en el festejo de un Corpus granaíno que me ha permitido tener una experiencia HOFera de primera mano con un tótem del parrandeo audiovisual: la orquesta de pueblo.

Ese conjunto heterodoxo, con su cantante masculino de pintas de torero de capea, que hace gala de sus imitaciones de Raphael, Joaquín Sabina o Manolo Escobar cuando el repertorio se lo pide, y esas dos voces femeninas tan distinguibles: el torrente de esa veterana que está ya de vuelta de todo, y el hilillo afinado de la más joven y exuberante. Esos instrumentistas que parece que han hecho una promesa a la Virgen de las Angustias para abandonar el stoner metal en favor de las versiones bachateras de clásicos de la copla, con la única concesión de que el bolo debe terminar con "Sultans of Swing", independientemente de que lo anterior hubiera sido un medley de Georgie Dann. Ese público enfervorecido, de viejos y niños, pero que me hizo verificar mi teoría de que lo mucho que disfruto de una orquesta es inversamente proporcional a mi distancia emocional a la gente que esté bailando en ese momento el "Casatschok"...

Y es que eso es, en el fondo, nuestro Hall of Fame: una orquesta verbenera non-stop en la que pase lo que pase, sabes que no te dejará indiferente. Cualquiera de los cinco artistas que este año pasan a formar parte de nuestra leyenda pondría a sus pies a una audiencia que, inflada a rebujitos, pide a gritos baile y fiesta ad infinitum. Así pues, enciendan las luces, vístanse de gala, y prepárense para la gloria.

jueves, 17 de marzo de 2022

Juan Camus - Aquarium (2021)

España se niega a deshacerse de OT. Y hacemos bien, porque eventos como ese que agitan los cimientos del status quo sólo suceden una vez cada generación. Ahora quizá estemos en una etapa más de marejadilla en lo que al vendaval Operación Triunfo se refiere, pero es cuestión de tiempo. Como dirían Thanos, o Shakira: inevitable. Mientras TVE se decide a cuál es el momento perfecto para volver a engrasar la maquinaria triunfita, hay una persona que seguro no va a formar parte de nada que tenga que ver con ello. Y es, por supuesto, Juan Camus.

Por azares del destino, tengo relativamente recientes ciertos detalles de OT1, ese terremoto que ya ha cumplido más de 20 años, y puedo asegurar que la idea que tenemos de Juan y el jovencito que se desgañitaba por los escenarios dos décadas atrás son noche y día. El Juan de 2001 era un muchacho que quería divertirse y aprender, que rechazaba cualquier idea de competitividad, que sólo quería componer canciones, y que nos regaló, aunque los detalles de su autoría son problema de la judicatura, “Mi Música Es Tu Voz”, un himno para recordar. El chico muy bien no cantaba, y sonaba algo así como un becerro pariendo un Boeing 747, pero le ponía ganas. Había abandonado un puesto de alto directivo en Londres, como recordaban constantemente en las galas, para perseguir su sueño, y no iba a dejar que un ínfimo obstáculo como tener una voz bastante desagradable le impidiera conseguir sus metas.