PUBLICADO ORIGINALMENTE POR QUIXOTE EL 7/10/2013
Queridos lectores, si lo que queríais hoy era descubrir buena música en nuestro blog, no es vuestro día, desde luego. Tenéis unos cuantos artículos por ahí que explorar, en cualquier caso. Pero los que teníais en mente redescubrir un clásico horrendo de la música popular, ¡estáis de enhorabuena!
María Isabel es una artista onubense que guardo en un hueco muy especial de mi corazón, porque le dio a este algo que nadie ha conseguido igualar aún: la victoria en el Festival Eurojunior de 2004. Gracias a ese repentino boom de popularidad, sus discos se vendieron en forma de exponencial negativa, alcanzando el cero con esa obra maestra que es "Los Lunnis con María Isabel", cuya existencia sigue siendo disputada por algunos expertos.
Algunos estaréis ahora mismo todavía preguntándoos porqué he llamado a esta mini-farandulera "artista", y creedme, no voy a cambiar una coma de lo que he escrito. María Isabel, lo creáis o no, tiene créditos de composición en el principal hit del álbum, "Antes muerta que sencilla", esa oda a la superficialidad. Que sí, que podéis decir que eso es un invento todo, que se los dieron para que cerrara la boca, cosa que es comprensible, pero ¿cuantos de vosotros pueden decir y dar pruebas de que ha escrito parte de un disco que llegó al número 23 en Turquía? No muchos, desde luego.
El disco empieza con la susodicha canción, la que lo empezó todo en cierto modo. La que nos hizo pensar, "sí, la niñata protochoni esta no canta una mierda, y la canción en sí es basura... ¡pero y lo mona que es! ¡Se cree mayor!". Porque en el fondo, este disco de technorumba empaquetada es un artefacto vil, cuyo mayor atractivo es que incluye a una cría que canta sobre cosas de personas mayores. Incluídos el pintalabios y el rimel, porque recordemos que María Isabel tenía cosa así como nueve años cuando esto salió, y a esa edad el maquillaje no se lleva salvo que tu madre acaba de pillar la gonorrea por tercera vez.
Ah, sí, la canción. Los ladridos le dan un toque muy interesante, ¿eh? El caso es que, pese a todo, es creíble que la escribiera una niña de nueve años, lo que no dice mucho a favor de los otros veinticinco letristas que contribuyeron en el disco. Hay que ser justo, el estribillo es hasta decente. A la letra se le podría sacar mucha punta, pero no tengo espacio en estas líneas.
Es un poco triste decir que este es el punto álgido del álbum en todos los sentidos, pero probablemente así sea. "La vida es bella" es una canción optimista con un mensaje bastante horrible, que al parecer va aderezada con canela y hierbabuena. Habrá que ver si la cantante suscribe ahora el título de la canción, cuando lleva cuatro años viviendo de nada en absoluto. El flamenco latino llega a su máximo esplendor aquí, sin lugar a dudas.
Me cuesta entender, en el fondo, porque esto tuvo éxito. Al fin y al cabo... no sé, no creo que Eurojunior sea una plataforma al estrellato demasiado legítima. Y canciones como "Un muchacho" son directamente diabólicas. Porque el amor de verano entre niños de ocho años es una cosa que no existe, creo. No me hace sentir cómodo, para qué negarlo. El ritmillo es suave, casi robado a los Siempre Así, pero afortunadamente con tres decenas de voces menos, lo que siempre se agredece. La canción es bastante detestable, así en general. Olvidemos por un momento que el niño que hace de media naranja quiere robarle los ojos por un momento, no hace falta tenerlo en cuenta para darse cuenta de que es basura.
Peor aún es "No me toques las palmas que me conozco", una aberración en clave de rumba sobre un tal Rodolfo, que tiene pinta de ser un moribundo que se pone a bailar cuando oye unas palmas porque probablemente tomó parte en experimentos pavlovianos en un campo de concentración nazi.
...
No me agrada esa canción, dejémoslo así.
Hay algo que resaltar, y es que todas las canciones son increíblemente repetitivas. La estructura es tan horrenda que resultan pesadas pese a que ninguna apenas dura más de tres minutos y medio. Es algo alucinante.
Llega mi canción preferida, y no es del todo mentira. Suena mucho a "De qué vas", que no saldría hasta el disco siguiente, y la verdad es que me duele un poco en el alma reconocerlo, más que nada porque supone asumir que tengo conocimiento de los álbumes posteriores de esta sujeta. "Mi limusín", pese al imperdonable galicismo, es casi soportable, palabra que no es muy común cuando hablamos de esto.
Por otra parte, "La noche y tu voz" vuelve a ser una canción demasiado adulta para una niña, y en este caso es además ridículamente olvidable, en plan balada cutre de nimio interés, con algún flamenqueo bastante innecesario de por medio. Si hay una canción de la que no vas a acordarte cuando acabe el disco, es esta.
"Escalofrío" es una... cosa extraña como muy rock and roll, pero no puede ser rock and roll, porque no tendría ningún sentido. Aunque dice algo de un "terremoto febril". No sé qué significa eso. Este disco no es muy uniforme que digamos, pero esto ya resulta excesivo. Tiene hasta solo de guitarra seguido de lo que probablemente sea el puente más tristísimo que he escuchado, cuando María Isabel dice "vamoallá" quitando la poca credibilidad que tenía la canción. De nuevo, es demasiado repetitiva.
Como respuesta a este tema, tenemos otro de interpretación bastante libre que se llama "Mi Pepa", que entiendo que va sobre una doberman mutante y pigmea, hasta que se convierte en algo demasiado bizarro cuando llegan los versos:
"Parecía no haber roto
en su vida un plato
le faltaba el uniforme
de escuela de pago"
Podríamos escribir poemas épicos sobre "La Pepa"... ¿Es un perro? Porque es rosa y podría llevar uniforme. ¿Es un peluche? No, porque juega con pelotas y las trae en la boca. La única opción que nos queda es demasiado dark como para plantearla aquí. Así que entenderemos que es un perro, creo que eso es lo que quiere contarnos el peor fragmento rap de la historia de la música.
"¿Onde vas Marisabel?" es una crónica de la primera borrachera de la joven cantante, y tiene una alucinación o algo también. La niña esta se supone que quiere enseñarnos cómo se debe vivir, porque esta claro que tiene la experiencia necesaria para hacerlo. Fuera preocupaciones y agobios, viva la fiesta y los pinchos y las tapas, olé, olé, Spain is different, paella, Real Madrid, Cánovas del Castillo y demás. O algo. Es un tema bastante abominable también.
Por último, está "Mira niño", que es esencialmente la misma canción que "Un muchacho", o su secuela quizás. Padece de los mismos problemas "anacrónicos", en el sentido de que no es creíble que esta niñata repelente ya esté cantando sobre rupturas y recordando el pasado con nostalgia. Quizá sea su tema más maduro hasta la fecha, pero igual se tenía que haber esperado diez años para sacarlo. No me puedes cantar sobre como quieres a tu perrita y luego que si "vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vuelta". Lo siento mucho.
Y así termina este disco tan corto, afortunadamente. Mentiría si dijera que es lo peor que he escuchado, por que Santa Justa Klan gana en ese sentido por bastantes puntos, pero sí que estaría en un top 10, seguramente.
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LO MEJOR: De verdad, no puedo hablar de lo mejor aquí. "Escalofrío" y "Mi limusín" son lo que más se acerca a una canción, aparte del clásico "Antes muerta que sencilla".
LO PEOR: Todo lo demás, lo que vino después y lo que quizá vendrá, porque si algo nos enseñó Melody es que bicho malo nunca muere. Quizá se puede hacer menos odioso, pero nunca muere.
VALORACIÓN: Tapa bajada. Tiene su encanto.
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