Igual vivís debajo de una piedra y no
os habéis enterado, pero mañana en España, como somos un país con democracia
(para los votantes de Ciudadanos: eso que en Venezuela no existe), o algo así,
hay elecciones generales. Lo que quiere decir que hoy es journey of reflexión.
Journey de jornada, no de viaje, ni del grupo homoerótico homónimo. Total, que
hoy la ley no permite hacer campaña, o hablar de política, o esas cosas. Por
eso hoy os traigo un artículo de corte político-musical. Porque me paso la ley
por el forro de los huevos.
Si habéis seguido un poco la campaña y
la precampaña que nos han llevado al 26-J este chungo igual os habéis dado
cuenta ya de que el circo en que ya estaba convertida la política española ha
cambiado. Para peor. O para mejor en lo que a este blog concierne. Si ya en la
pasada campaña encontrábamos cosas delirantes como el himno rockero del PP, el
celebérrimo “Mariano Rajoy, contigo estoy”, o la canción veraniega del presidente (todo muy azul, vemos), ahora la farándula estatal poderiega se ha
superado: todo son cuñados en bares, pullas, hachazos, gatetes, contrainsultos,
merengue, más pullas, más hachazos, y un rapero cristiano riéndose de todo el mundo.
Maravilloso es decir poco.