Mira que soy malo…
Si hay algo más divertido que reseñar álbumes de calidad, o al menos algunos que cuentan con cierto mérito artístico, más o menos recóndito, es escribir barrabasadas sobre esas piezas de museo de los horrores que nos ha regalado la industria musical para nuestro disfrute en chiringuitos y barras libres de la boda de algún primo lejano. Grabaciones sin ese tufo elitista del high art, pero con una fecha de caducidad más bien breve cuando no directamente tres meses anterior a su puesta en venta. Nombres que cruzan los dedos junto a su teléfono cuando empiezan a llamar los del casting de la gala de Nochevieja de Canal Castilla la Mancha, rezando por que este año sí les toque. Personas como el Tony Soprano de Teruel, David Civera.